martes, 29 de septiembre de 2015

El sentido de la ética y su incidencia en el comportamiento humano

El ser humano tiene la capacidad de asimilar desde muy temprana edad diferentes tipos de enseñanzas verbales y ejemplos de vida, que poco a poco van organizando en su mente bajo un proceso de acomodación, que ayudan con el paso del tiempo a estructurar el carácter de la persona, un carácter lleno de facultades que le permiten discernir entre lo bueno y lo malo, entre lo que le conviene y lo que no, entre lo que le favorece y lo que no, entre lo verdadero y lo falso, para edificar no solo estructura intelectual sino también la espiritual, la volitiva y la axiológica.

Sin embargo, en cada persona estos procesos aunque siempre van hacia un mismo fin todos son absolutamente diferentes, ya que la cultura y el ambiente juega un papel definitivo en las enseñanzas que se transmiten de generación en generación, que van delimitando no solo el tiempo de cada proceso sino también los diferentes modos de adquirir conocimiento y aplicarlo en el diario vivir, donde es específicamente que se tiene que experimentar el buen vivir, el arte de vivir en relación con el otro con criterios claros de hermandad y de reconocimiento del otro como aquel que me invita a ser y hacerme mejor cada día.

Por tanto, la ética, que es el arte del buen vivir según Fernando Savater y etimológicamente nos refiere al carácter de una persona van ligados en cuanto que un buen carácter conlleva a un excelente vivir. De esta manera, es definitivamente importante reconocer que la ética juega un papel esencial en la construcción de todo lo que el hombre hoy llama sociedad, porque es ella la que regula, a través del carácter, todos y cada uno de los niveles del comportamiento humano para garantizar relaciones sanas entre los seres humanos.

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